jueves, 15 de diciembre de 2011

FCB-Santos : Reconfirmación oficial o rebeldía peixe.

*El mundo futbolístico sin discriminación deportiva.

Me atrae mucho el Mundial de Clubes. Lo admito. Es una competición realmente interesante, llena de emoción y de glamour internacional, aunque muchos se empeñen en decir que no están los mejores. Bien es cierto que el mejor fútbol del planeta se encuentra en las ligas europeas y en algunas de América del Sur, pero la esencia de la llamada Copa Mundial de Clubes de la FIFA no tendría sentido si no participaran clubes de todos los continentes del planeta. La antigua Intecontinental, también llamada Copa Europea-Americana, o Copa Toyota, contemplaba en su formato de competición una final entre el ganador de la Liga de Campeones de la UEFA, y el vencedor de la Copa Libertadores. Sin embargo, al ganador se le otorgaba el título, oficial para algunos y oficioso para otros, de mejor equipo del mundo en ese año. ¿Acaso un equipo asiático, africano u oceánico no está contemplado en el planeta fútbol? ¿Acaso hay equipos que ganan partidos sin bajarse del autobús? Yo por lo menos no he visto ninguno, salvo el que va a jugar contra un rival y el oponente no se presenta.

Por eso me alegra que la FIFA haya hecho una cosa buena en tanto tiempo como es dar igualdad de oportunidades a todos los continentes del mundo de que el club ganador de el máximo trofeo continental pueda disputar esta competición que, en su esencia misma, es más justa que el torneo que se venía disputando hasta el 2.005. Aunque el formato de competición no me parece el más acertado al concederle ventaja a los equipos que se presuponen superiores- aquí es donde entran intereses económicos en este negocio que cada día es más grande-, pienso que la dimensión que el torneo alcanza es cada vez más mayúscula. Ya ocurrió la temporada pasada cuando el TP Mazembe se coló en la final ante el Inter, hecho que mientras para algunos les parecería una simple anécdota, para los amantes del auténtico, democrático y justo balompié nos pareció una lección de verdaderos valores de humildad, sacrificio y esfuerzo, que parece tanto escasean en una sociedad que a veces aplasta lo que se le cruce en su camino. Fue el cambio justo, un cambio que en lo social también abre fronteras intangibles pero que sabemos que están. Ningún continente marginado, ningún continente despreciado por unos intereses que impiden a mucha gente ser felices, como por ejemplo en África hace justo un año, de unas horas de júbilo, de éxtasis, porque sus compatriotas se sentían los reyes del planeta sin haber conquistado apenas nada para muchos.

-LA FINALÍSIMA. Barça-Santos (80 %-20%)


Estaba cantada. Cuando el Barça recogía la orejona en Wembley el pasado mes de Mayo, ya nos imaginábamos esa final del Mundial de Clubes ante el Santos de un Neymar que llevaba una temporada sensacional y escandalosa. Pero esa apertura al resto evitaba por suerte, que en la mente de la competición, pensar en una final sin jugar antes las semis.
Ambos ganaron fácil a sus rivales en esta semana. El Santos con su velocidad en ataque, a pesar de que su zaga deja bastantes dudas en cuanto a conceptos defensivos básicos, fue mejor que el Kashiwa Reysol, conjunto basado en un juego totalmente académico y que en gran parte del partido jugó mejor que el equipo brasileño. Pero los Neymar, Ganso, Borges y compañía fueron realmente peligrosos en ataque ante un equipo que tocó mucho la pelota pero sin profundizar lo necesario como para hacerle daño al campeón sudamericano.
Por el contrario, el Barça venció más cómodamente al Al Sadd, campeón asiático y que apenas opuso resistencia. Cero a cuatro para los de Guardiola que perdieron a Villa para lo que resta de temporada de una forma estúpida pero cruel.
Si planteamos el horizonte del domingo entre ambos conjuntos, no puede existir ningún tipo de duda de que el favorito es el Barça. Más que por su forma de jugar, lo es por su velocidad en la ejecución, por su altísimo ritmo que impone en todos y cada uno de sus partidos -y que ni siquiera el mejor Real Madrid de los últimos años ha podido ni siquiera contener- y porque juegue quien juegue, todos juegan a lo mismo. El toque como patrón invariable de su filosofía, más la constante movilidad tanto por fuera como por dentro de sus hombres principalmente de banda, harán el resto y propiciarán la aparición de espacios en donde los blaugranas son infalibles. Aunque si nos ponemos a pensar, en un Barça con menos espacios debido a la presión del rival, es capaz de hacer lo mismo o muy similar, porque cuando uno tiene el balón y se mueve, los huecos entre líneas aparecen siempre, y ahí, con el toque y la movilidad incesante, es donde el campeón de Europa es el mejor. No tengo dudas de que el Santos plantará cara hasta el final, y en las contras hará daño a los de Pep, pero el vaivén que planteará el equipo azulgrana será tan violento que, salvo catástrofe, los brasileños claudicarán ante el mejor equipo oficioso del mundo y que el domingo puede proclamarse, de nuevo, mejor equipo del planeta, de forma oficial. ‘¿Sólo un 20 % de posibilidades al Santos’ podría decir alguno. Ante este Barça, muchas son…